Ya en marcha, ya las paredes con ecos de canciones y oraciones, ya las habitaciones con sus nombres de jóvenes en proceso, ya funcionando. Sí, la Casa de Espiritualidad Santa Teresa ya ha abierto sus puertas a los primeros jóvenes. Han sido los participantes del proyecto Sal, que, con el corazón lleno de nombres y llamadas, han compartido lo que Dios ha regado en su corazón en cada encuentro en Bolivia, México, Cuba, Brasil… Doce jóvenes dispuestos a que lo vivido en estas presencias lejanas en el espacio no sean una experiencia más en sus vidas, sino verdadero lenguaje de Dios hablando fuerte y claro, voz de Espíritu que deje fruto en ellos.
Durante este segundo año de Sal seguirán haciendo proceso de todo lo vivido y responderán a la pregunta acerca de cómo puede ir transformándose su vida tras este regalo.
Vuelven ahora a sus realidades en Bilbao, Tolosa, Pamplona-Iruña, Sevilla y Granada, donde seguirán cuidando su formación en diversos encuentros y contando con sus acompañantes, que también durante este fin de semana han sido testigos de lo vivido y de sus propias inquietudes.
Desde Santa Teresa seguiremos teniendo presente a este grupo en la oración comunitaria y saben que aquí tienen su casa.